Del grito de guerra al símbolo nacional: la intensa historia del Himno Argentino original

La letra original del Himno Nacional Argentino fue escrita por Vicente López y Planes en 1813, con música de Blas Parera. En sus inicios fue conocida como “Marcha Patriótica” o “Canción Patriótica Nacional”, y su ejecución completa duraba aproximadamente 20 minutos. No se trataba de una composición protocolar ni ceremoniosa como la que conocemos hoy, sino de una obra profundamente política, escrita en plena lucha por la independencia y con una marcada postura contra el dominio español en América.
Uno de los fragmentos más elocuentes expresa esa visión de un continente que se alza libre y victorioso:
“Se levanta en la faz de la tierra
Una nueva, gloriosa nación
Coronada su cien de laureles
Y a sus plantas rendido un león”.

Este pasaje es un símbolo del surgimiento de una nación nueva —la Argentina— coronada de gloria tras sus victorias y con un león, emblema heráldico tradicional de España, sometido a sus pies. La imagen no deja lugar a dudas: el himno original narra una gesta, una epopeya que trasciende las fronteras y enaltece el proceso emancipador de América del Sur.
Durante años, la versión completa fue entonada con orgullo, haciendo mención directa a las batallas libradas, a la resistencia popular y a la unión de los pueblos del continente. Sin embargo, con el paso del tiempo y el restablecimiento de relaciones diplomáticas con España, estas referencias directas comenzaron a ser consideradas políticamente inconvenientes. Algunas de las estrofas más beligerantes, como “a esos tigres sedientos de sangre” o “al ibérico altivo león”, fueron eliminadas de las versiones oficiales.

En 1893, Lucio V. López, nieto del autor y ministro del Interior, dispuso que solo se cantara la última estrofa. Luego, en 1900, el presidente Julio A. Roca estableció un recorte más equilibrado: las primeras y las últimas cuatro líneas. Finalmente, en 1928, el presidente Marcelo T. de Alvear firmó el decreto que sigue vigente, en el cual se ordena cantar únicamente la primera y última cuarteta, junto con el coro, y ejecutar el himno en si bemol.
Letra completa del Himno Nacional Argentino (versión original, 1813)
Oíd mortales el grito sagrado
Libertad, libertad, libertad;
Oíd el ruido de rotas cadenas
Ved el trono a la noble igualdad
Se levanta en la faz de la tierra
Una nueva, gloriosa nación
Coronada su cien de laureles
Y a sus plantas rendido un león.
Sean eternos los laureles
Que supimos conseguir
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.
De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar
La grandeza se anima en sus pechos;
A su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huecos revive el ardor
Lo que va renovando a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.
Pero muros y sierras se sienten
Retumbar con horrible fragor
Todo el país se conturba por gritos
De venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.
¿No los veis sobre México y Quito
Arrojarse con saña tenaz?
¿Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y La Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto y llantos, y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
Todo pueblo que logran rendir?
A vosotros se atreve argentinos
El orgullo del vil invasor
Vuestros campos ya pisa cantando
Tantas glorias hollar vencedor
Mas los bravos, que unidos juraron
Su feliz libertad sostener
A estos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.
El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor
El clarín de la guerra, cual trueno
En los campos del sud resonó
Buenos Aires se opone a la frente
De los pueblos de la ínclita unión
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo león.
San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó
Aquí el fiero opresor de la Patria
Su cerviz orgullosa dobló.
La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la libertad
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.
Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín
Y de América el nombre enseñado
Les repite, mortales oíd:
Ya su trono dignísimo abrieron
Las Provincias Unidas del Sud
Y los libres del mundo responden:
Al gran Pueblo Argentino ¡salud!

Hoy, aquella pieza de 1813 puede parecer desmesurada, pero en su contexto fue un himno necesario: el de una nación que nacía con voz fuerte y decidida, y que en sus versos proclamaba no solo su propia libertad, sino la de todo un continente. Fuente: El Once

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